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Mi primer año como profesora

  • Writer: AnaBelenCroston
    AnaBelenCroston
  • Sep 2, 2020
  • 5 min read

Updated: Oct 24, 2020

The mediocre teacher tells. The good teacher explains. The superior teacher demonstrates. The great teacher inspires. ― William Arthur Ward

En el 2019 tuve la oportunidad de empezar a enseñar como profesora adjunta en University of Louisville - Quality Leadership University en Panamá y jamás pensé el lindo camino que tendría. Les cuento como sucedió todo:

Orlando Hernández, a quién conocí en la producción de Hairspray en el 2012 y a quién le debo la oportunidad de ser profesora, me llamó para ver si estaba interesada en ir a su clase de teatro en Quality Leadership University para hablar de mi carrera y vida en el mundo artístico. Muy emocionada le dije que SI! Preparé mi presentación y me fui para la clase el día que Orlando me dijo. Dí mi charla y recuerdo vivamente pensar "wao... que bueno que estos chicos estén recibiendo formación artística en la universidad independientemente de su carrera" Muy emocionante.

Al terminar mi charla, Orlando se me acerca y me pregunta si yo estaba interesada en enseñar esta clase ya que a él se le había presentado otra oportunidad. Mi primer instinto fue decir que SI. Pero cuando me monté al carro pensé “WOW, sabía que en algún momento quería dedicarme a enseñar, pero tan joven…” Envié mi resume, tuve entrevistas y fui aprobada por la Univeristy of Louisville en Kentucky, USA. Durante los siguientes meses me sometí al mismo procedimiento, esta vez en mi alma matter: Florida State University. Lo que quiero contarles realmente no es el proceso por el cual obtuve mi trabajo, si no las miles de inseguridades que tuve al embarcarme en esta nueva aventura.

Primero que todo, sabía que era muy joven para el trabajo. En efecto, soy la profesora más joven en las dos universidades donde orgullosamente trabajo y hay estudiantes que tienen la misma edad que yo o algunas veces hasta son mucho mayores que yo. Con el tiempo aprendí que esto es un valor añadido y no algo que me resta como profesional. Al contrario, me siento mucho más conectada con ellos y logro explicar con facilidad mis clases con ejemplos contemporáneos.

Segundo, no sabía si los estudiantes realmente me verían como LA profesora. Esto me tenía muy nerviosa por que, para los que me conocen, yo soy una persona con buen carácter, pero dentro de todo soy muy seria con mis asuntos profesionales. La verdad que ahora me rio un poco cuando pienso en esto por que mis estudiantes me han demostrado respeto durante todo este año. Me alegra saber que todos ellos entienden que hablando las cosas y dejando las reglas del juego claras desde el principio no hay espacio para interpretación.

Por último, ¿que iban a pensar los otros profesores de mí? Sobretodo cuando muchos eran MIS profesores y ahora son “colegas”. Creo que está de mas decir que todavía les digo "profesor/a" a todos. Les tengo un respeto enorme y les debo mucho. Y déjenme decirles que ellos fueron mis primeros cheerleaders. Estaban muy contentos por que su estudiante ahora era su colega.

Con esto quiero contarles algo que me parece muy lindo. La huella de un profesor es muy difícil de borrar. La influencia que tiene un profesor sobre un estudiante es súper grande, lo que me daba aún más estrés cuando acepté el trabajo. En cierto modo, los estudiantes te “admiran” o te ven como alguien superior, un máster en el tema que enseñas. Y que las universidades donde trabajo me hayan dado la oportunidad de enseñar lo que mas amo en este mundo, no tiene precio. Todos los días, por primera vez en la vida, me despertaba emocionada y con un propósito: cambiar la vida de 1 estudiante. Si, de UNO. Por que yo sé que yo, la Profesora Croston, tal vez no pueda cambiar el mundo, pero si puedo cambiar el mundo de UN estudiante; eso para mí ya lo es todo.

Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a TODOS los profesores que alguna vez me dieron clase: ¡LO ENTIENDO TODO AHORA! Gracias por tenerle paciencia a sus estudiantes y por enseñar con tanta pasión. Tener buenos profesores hace toda la diferencia. Muchos profesores me han cambiado la vida y me impulsan todos los días a ser mejor educadora: Dr. Alexandra Anyfanti, Prof. Armando Nuñez, Prof. José Chong, Prof. Maria A. Quintero, Ashlee Espinosa, Prof. Mary Frederick, Prof. Amarilis Montero, Nancy Uffner, entre muchos otros que de alguna manera u otra me enseñaron el valor tan grande la educación y me apoyaron en todas mis ideas que en algún momento parecieron locas.

Si los listo a todos, de seguro nunca acabo. Pero quisiera darle una mención especial a la Prof. Maria Alejandra Quintero y a University of Louisville por darme la primera oportunidad de convertirme en profesora. Como le dije en un Whastapp después de que termine mi primer semestre: This is the best job ever. And I mean it. Ser profesora es el mejor trabajo del mundo, no lo cambiaría por nada; estar en el escenario también me sigue encantando claro. Mi segunda mención especial es para toda la comunidad de mi alma matter, FSU. Sin ustedes no sería ni el cuarto de persona que soy hoy en día. Desde los rectores, profesores, admission ladies, hasta el personal y estudiantes. Dictar clases en el salón que un día fue donde yo tomé clases es un full circle moment para mí y un momento que guardaré por siempre en mi corazón. Mi tercera mención especial va para mi primer grupo de estudiantes que tuve en UofL. Durante mi primer semestre tuve 35 estudiantes en mi clase y recuerdo que en la reunión de profesores cuando los demás vieron mi lista me dijeron “buena suerte”. Esos 35 estudiantes se robaron mi corazón, al igual que los 126 estudiantes que siguieron. Mi última mención especial es para Orlando Hernández: ¡me cambiaste la vida! Gracias por esa invitación y gracias por apoyarme siempre en todo lo que hago. No me alcanzan las palabras para agradecerte.

Gracias a los 161 estudiantes que han tomado mi clase, que han confiado en mi conocimiento y que han aprendido sobre algo tan importante como lo es el arte. El arte nos enseña empatía, respeto, trabajo en equipo, entre muchas otras cosas que se pueden transferir a todas las demás profesiones. Solo imaginen si viviéramos en un mundo con mas empatía…

En fin, el teatro llego a mi por casualidad y mi vida sería muy distinta si no me hubiera atrevido a ir a aquella audición en el 2012. Espero poder transmitir el amor que le tengo a este arte a mis estudiantes e inspirarlos a que sigan sus sueños aunque la sociedad los pinte de locos en el momento. Por que las personas “locas” que seguimos nuestros sueños, somos las más felices viviendo de nuestra pasión.

Follow your dreams and prove everyone wrong.

Love,

Prof. Croston

 

Ana Belén Croston es artista internacional de teatro musical y educadora basada en Panamá. Le apasionan las artes, sobretodo el teatro musical, y sueña con un mundo lleno de arte y aceptación. #AnaBelenCroston #TeatroMusicalPanama #Educadora #ProfesoraDeArte

 
 
 

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